Los chinos buscaron durante más de 2.000 años una fórmula de alquimia interna para obtener la larga vida e inmortalidad. Los trabajos para alcanzar éste cometido son anteriores al taoísmo. Sin embargo fueron los taoístas que sistematizaron los diferentes sistemas. En su tentativa aplicaron dos métodos diferenciados: elixir o sustancia esencial -externa- (wei dan) y elixir o sustancia esencial –interna- (nei dan).

wei dan

En el primer método el proceso alquímico se producía en el exterior del ser humano mediante la trasmutación de minerales y metales comunes en oro con la finalidad no de enriquecerse como pretendían los alquimistas occidentales si no de lograr la inmortalidad física, dado que pensaban que la ingesta de oro, único elemento incorruptible de la naturaleza, podía convertir al cuerpo humano en invulnerable al tiempo.

nei dan

alquimia interna

En el segundo método la alquimia se producía en el interior del ser humano, siguiendo el pensamiento de que el cuerpo microcósmico es la réplica del universo macrocósmico. Un sistema era revertir la reducción natural del yuan qi o energía original en el cuerpo humano, que se corresponde al estado indiferenciado del inicio de la creación (órbita microcósmica). Otros sistemas transmutaban los tres tesoros, de Jing a Qi (lianjing huaqi), de Qi a Shen (lianqi huashen) y de Shen a Wuji (lianshen huanxu) para conseguir regresar al vacío. El alquimista buscaba el estado de perfección que se identifica con el estado original del ser, por lo que conducir la materia o el individuo mismo a la perfección significa regresar o revertir a su estado original.

reversión

El concepto clave de regreso al Dao implica invertir (Ni) el curso de los estados cosmogónicos y es gracias a la dimensión tiempo que se revierte hasta llevarlo a su origen. El resultado final es un elixir, externo o interno, que representa la perfección y la permanencia, por lo tanto ya no existe más motivo para cambiar.

Una de las primeras referencias sobre alquimia se conoce a través del primer emperador de china, Qi Shi Huandi, que vivió toda su vida buscando la inmortalidad, que no consiguió pues murió tras ingerir mercurio y plomo, metales altamente tóxicos. Fracasó en la ambición de alcanzar la inmortalidad al tomar un coctel letal. Se cree que la pólvora, uno de los mayores inventos originados en china fue descubierta durante la investigación y desarrollo de elixires alquímicos.

El tratado alquímico más antiguo es el Can Ton Qi, atribuido a Wen Boyang que vivió durante el siglo II d.C. Una traducción aproximada del título de la obra puede ser “Compuesto de la Tres Comuniones” y hace referencia al contenido principal: Zhou Yi, o libro de los cambios, alquimia externa y alquimia interna, cuyas prácticas comparten la misma teoría. El lenguaje de la obra, ambiguo y encriptado, la convierte en un rompecabezas para la traducción a un idioma occidental.

A continuación se explican alguna técnicas de longevidad de la tradición de alquimia interna que ha llegado hasta nuestros días:

castañetear los dientes

Los antiguos taoístas pensaban que el sonido de castañetear los dientes se identificaba con la resonancia de una campana celestial. La práctica fortalece el qi del riñón y la médula espinal. Además fortalece los dientes y las encías dado que mejora el aporte de qi y sangre a los tejidos de las encías. Se relaciona con la esfera funcional física, emocional y mental del agua.

tocar el tambor celestial

Practica taoísta en la que se equilibra la presión del aire en las trompas de Eustaquio y se activa la energía de los meridianos que transitan cerca del oído. Moviliza el qi en el área del Cojín de Jade, fortalece el qi del riñón y estimula la glándula pineal. Además mitiga el tinnitus, ayuda a prevenir el vértigo, mejora el sentido del oído y sobre todo aclara la mente.

La palma de cada mano cubre y comprime las orejas mientras los dedos se mantienen paralelos al suelo y posados en la parte posterior de la cabeza. El dedo índice se desliza desde el dedo corazón y percute la zona del cojín de jade (VB 9). Se toma conciencia de la reverberación de la percusión interna en la cabeza que altera la conciencia a un estado intrauterino.

la fusión de fuego y agua

La mente induce la mezcla de las energías agua y fuego, trabajo que los alquimistas llamaron la fusión de kan y li. El proceso implica revertir la dinámica del fuego para descenderlo y el flujo del agua para ascenderlo El propósito es unificar los principios yin y yang para crear un estado indiferenciado de wuji.

La mente induce y desciende el fuego del corazón al Dan Tian Inferior para calentar el agua del riñón produciendo vapor que asciende a un estado indiferenciado de Yin Yang equivalente al Wuji. Mediante la respiración el vapor indiferenciado se moviliza por todo el cuerpo.

enjuagarse la boca y tragar saliva

Para los antiguos taoístas la saliva era un líquido precioso al que bautizaron con diferentes nombres que connotaban su valor: Néctar de Jade, Liquido Divino o Elixir Dorado. Comparaban la saliva con los efectos benéficos de la lluvia cuando empapa la tierra y se traga la sequedad. Además la saliva cumplía la función de limpiar la boca, por tanto se le atribuía un efecto purificador

En la tradición taoísta, se activaba la secreción de saliva gracias a la lengua que se movía en el interior de la boca, realizando un círculo completo de derecha a izquierda por detrás de los dientes superiores e inferiores y, después, realizando otro círculo completo por delante de los dientes superiores e inferiores. Después se repetía el mismo ejercicio de izquierda a derecha, una vez acumulada la cantidad suficiente, con la consistencia y cuerpo requeridos, se enjuagaba la boca con ella 36 veces para finalmente tragarla en 3 veces. Posteriormente se realizaba una espiración y se inclinaba la cabeza levemente hacia atrás, acción que aseguraba el vertido por la garganta como si se tratara de un tapón.

la fuente superior del riñón

Los dos meridianos internos del riñón recorren ambos lados la base de la lengua y terminan detrás de los dientes de la mandíbula inferior, la saliva secretada debajo de la lengua era llamada la fuente superior del liquido del riñón y se mezclaba con el qi adquirido de la respiración. Este cóctel alquímico descendía por el Canal Concepción, impregnando los 5 órganos yin, para acumularse en el dantian inferior para posteriormente convertirse en vapor que ascendía por el Canal Gobernador hasta llegar al cerebro donde nutría el dantian superior y el mar de médula.

En la dinastía Ming, Gong Juzhong explica los beneficios de este ejercicio: “Tragar saliva es benéfico para el corazón, el hígado, el bazo, los pulmones y los riñones. Ayuda al corazón a diluir la sangre; facilita al hígado la previsión de acontecimientos; asiste a los pulmones en la respiración; y ayuda especialmente al bazo y al riñón en sus funciones mentales y a regular la excreción. Aleja las enfermedades y preserva la salud de todas las personas que lo practican.”

La medicina tradicional china cree que la saliva humedece, conserva y mantiene todos los órganos, especialmente el bazo y el riñón.

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