Fluir con las estaciones del año, una expresión más de la energía omnipresente que siempre está sometida al movimiento e interactua constantemente. El ser humano y la naturaleza conforman una misma unidad y se mantienen en ósmosis energética. La sabiduría china se basa en la observación de la naturaleza, la reflexión y la experimentación.

Cuando seguimos la misma pulsación de la naturaleza y entramos en el ciclo estacional fluimos en consonancia y armonía con todo y con todos. Así es, y nos aporta además de bienestar físico, una gran satisfacción y contento. Según la medicina tradicional china, la no adaptación e integración a los cambios del entorno puede provocar la enfermedad.

fluir con las estaciones

En primavera, la energía de la naturaleza se comporta de forma expansiva y rápida, es templada y muestra una dinámica centrifuga y de crecimiento hacia todas las direcciones, es una clara eclosión de vida y color. El verano se identifica con la madurez y apogeo de la naturaleza, la energía estival, caliente y veloz, asciende como una llama que se inflama. La energía se contrae y se consume en otoño, su intensidad decrece lentamente con una fuerza centrípeta que tiende hacia el interior. La energía invernal es descendente, se hunde en lo más profundo, su temperatura es muy fría y su velocidad muy lenta, es la mínima expresión sin embargo encierra el máximo potencial energético que se expresará nuevamente con la llegada de la primavera, porque las 4 estaciones del año son cíclicas, es decir, son un proceso interminable que se renueva sin fin.
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en cada instante estamos renaciendo

En la china de la antigüedad, la supervivencia del agricultor, cazador y recolector dependía de la sincronización de sus actividades con las estaciones porque el tiempo no es lineal, es cíclico. La vida se repite periódicamente para ofrecer a todas las criaturas del planeta la oportunidad de nacer y renacer, la primavera es el milagro de la creación. El calendario chino es lunisolar, se basa en las posiciones de ambos astros. El año solar de divide en 12 meses lunares y a la vez en 24 quincenas solares: comienza la primavera, agua de lluvia, el despertar de los insectos, equinoccio de primavera, claridad y brillantez, lluvia para la siembra, comienzo de verano, la germinación, la maduración, solsticio de verano, poco calor, mucho calor, comienza el otoño, final del calor, rocío blanco, equinoccio de otoño, rocío frío, desciende la escarcha, comienza el invierno, pequeña nevada, nevada, solsticio de invierno, poco frío y mucho frío. Estos periodos se identifican con las previsiones climáticas y con las tareas del cultivo del cereal y expresan claramente la integración del ser humano en la naturaleza.

En el calendario chino los equinoccios y solsticios son los momentos medios de cada estación, sin embargo en nuestro calendario se corresponden con el inicio. Por ejemplo, el solsticio de invierno que suele cumplirse el 21 de Diciembre, en nuestro calendario es el inicio del invierno, mientras que en el calendario chino es el punto medio y de inflexión en el cual la energía alcanza su máximo Yin, para invertir su polaridad en un pequeño Yang creciente, a partir de entonces, los días empiezan a crecer.

primavera

Ha inspirado a los poetas tanto como el amor. Canto a la alegría, alegoría de juventud, es «la flor de la vida» y la edad se expresa por primaveras vividas. No olvidemos aquel «volverán las oscuras golondrinas…», -ciertamente y como cada año-, porque el tiempo es un eterno regresar al origen del ciclo.

La naturaleza se despierta tras un reposo invernal, los animales salen del periodo de hibernación y abandonan las madrigueras, donde se refugiaron durante el invierno, para reintegrarse nuevamente a su hábitat. Los árboles y plantas reverdecen, brotan yemas y capullos que al abrirse salpican el paisaje de color, la naturaleza florece y nos embriaga con su aroma.

La energía en primavera expresa una dinámica de apertura y expansión, implica crecimiento y desarrollo, es una fuerza motora que eclosiona vida y color. Es el mejor momento para emprender una actividad o proyecto porque sin duda alguna progresará con la complicidad de toda la energía del universo.

En primavera es ideal practicar los ejercicios de qigong que siguen la dinámica energética de expansión: gritar boca arriba, estirar el cuerpo, el dragón diseña círculos en el cielo, el ciervo choca las astas …

verano

La energía es como el fuego que arde y se inflama, tiene un comportamiento caliente, ascendente y rápido. En la naturaleza la energía estival se identifica con el final del crecimiento, es el fruto maduro que está en su punto, justo para ser recolectado. Es lo máximo, no puede haber más, porque coincide con un punto de inflexión y el más allá significa el declinar, claro ejemplo es el solsticio de verano, día en que la energía alcanza su máximo yang, a partir de entonces los días empiezan a decrecer. Porque el ritmo de la vida sigue el ciclo de nacimiento, crecimiento, declive y quietud, el mismo que las 4 estaciones. La energía del hombre forma un campo unificado con la energía de la naturaleza y el todo se mueve con la misma pulsación. Todo lo que hay en el universo es la manifestación de la misma energía.

En el periodo estival predomina la energía yang, cuyo ideograma chino representa la cara de la montaña iluminada por el sol sonriente. Sorolla inmortalizó en sus cuadros el sol mediterráneo que todo lo cala, todo lo impregna y expresó con acierto la luz del verano que libera los colores y confiere movimiento, los personajes irradian vida: una mujer pasea por la orilla del mar, unos niños desnudos juegan en la playa…. La pintura de Sorolla es la luz y la energía del verano.

En verano es ideal practicar los ejercicios de qigong que armonizan la dinámica energética de ascenso y elevación: el pájaro despliega las alas, estirar el abdomen, el mono levanta las patas, espirar el sonido haaa …

otoño

Monótono, aburrido y con perfume a humedad rancia refleja matices ocres y te impregna con la nostalgia de recuerdos pasados. ¿cualquier tiempo vivido fue mejor? Su romanticismo decadente invita a la melancolía, fuente inspiradora y musa de poetas y pintores. Dulce languidez de la naturaleza que se repliega y tiende al recogimiento en aras de superar la incertidumbre del frío invierno. Hasta los pájaros vuelan lejos, pero ¿volverán? ciertamente y como cada año, porque siempre renace el resplandor en la hierba!

Los chinos de la antigüedad conceptualizaron la realidad en su pensamiento y asociaron el otoño con la tristeza y la melancolía, es la estación de la energía en declive, aquello que fue pero que ahora ya no es. La energía de la naturaleza empieza a decrecer y se consume en consonancia a nuestra energía interior. Pero todo lo que acontece en la vida muestra un patrón de ida y vuelta, de expansión y contracción y los periodos de declive se alternan con los de bonanza. Este aprendizaje es el que ha infundido a la población china paciencia y perseverancia en contextos difíciles y prudencia y modestia en escenarios de prosperidad.

En otoño es ideal practicar ejercicios qigong que armonizan la dinámica energética contractiva del metal: tensar el arco, estirar las dorsales, el pájaro vuela, el ganso salvaje alza las alas, …

invierno

Vivaldi lo interpreta con tres movimientos: allegro non molto, largo y allegro. Las notas sugieren el efecto del frío: el castañeteo de los dientes y el temblor del cuerpo. Una larga melodía de un violín solista evoca una tarde de lluvia al abrigo de casa junto el calor de la chimenea. Suenan pizzicatos del violín primero y del violín segundo: es la lluvia que no cesa.

Siguiendo el instinto de supervivencia y gracias a la capacidad de adaptación, las plantas y los animales soportan la inclemencia del frío ralentizando al máximo su actividad fisiológica. El reino vegetal detiene el crecimiento y ralentiza el proceso de la fotosíntesis para ahorrar energía calorífica. Algunos árboles ya se desprendieron de las hojas, sus partes más expuestas, y ahora detienen la actividad de la savia en el interior, otros árboles como las coníferas se aíslan del frío, infiltrando la resina entre la corteza y los vasos conductores de la savia.

Algunos animales entran en un estado de suspensión llamado hibernación que les permite escapar del frío y de la carencia de alimentos durante el invierno. Ya se han preparado para hibernar aumentando su capa de tejido graso durante el final del verano y el otoño. Los osos, marmotas y lirones caen en un profundo sueño que solo despertará al despuntar del primer yang primaveral.

La naturaleza se aquieta y descansa tranquila, no hay hojas, no hay flores, la belleza es lo esencial. Los campesinos guardan el trigo en sus graneros, es tiempo para conservar y reservar fuerzas: trabajar menos, descansar más.

mira tu interior

Es saludable dormir todas las horas de oscuridad: acostarse pronto y levantarse tarde. Trabajar solo lo necesario y no malgastar energía como nos enseña la naturaleza. La estación invernal nos predispone a la introspección y al silencio interior, la energía alcanza el máximo Yin e induce a la quietud y la reflexión. El frío y la oscuridad exterior nos invitan a buscar el calor y la luz en nuestro interior, es la estación más adecuada para practicar meditación.

El invierno es una estación para conservar la energía y descansar. La práctica más adecuada son momentos de meditación que se pueden completar con la rutina de ejercicios de qigong sentado las 12 Joyas o Shierduanjin.

IQB fluye con las estaciones

Cada primavera, verano y otoño el Instituto organiza talleres en un escenario natural excepcional: el Pirineo Catalán, en el valle de La Cerdanya, rodeados de montañas de casi 3.000 metros de altitud, cerca de la ribera del río Segre y entre pinos y abetos para permitir que la energía del entorno impregne el organismo y el practicante entre en resonancia con el devenir del universo. La práctica de qigong en la naturaleza nos reconcilia con el entorno, aportando calma, paz y sosiego.