qigong y concentración

La practica de qigong cultiva la concentración que es el mantenimiento de la atención en un solo punto. Existe una relación dinámica y dialéctica entre los procesos de la atención continuada y la concentración sostenida y profunda.

Por lo tanto, hay relación directa entre la capacidad de concentración y la salud mental; un déficit de atención crónico forma parte de ciertos síndromes. La psicología clínica trata de poner remedio a todos ello. Estamos mal acostumbrados a identificar la concentración con un tipo de esfuerzo que implica contracción e incomodidad.

De hecho, la práctica del qigong nos abre la puerta a experimentar una concentración gradual y relajada  que viene favorecida por la atención dinámica. La mente siempre está atenta y concentrada, en un punto fijo o móvil o en una imagen. Una y otra se retroalimentan mutuamente, suscitando procesos de percepción profunda.

En primer lugar, el punto fijo puede ser tanto un punto energético o un área del cuerpo como por ejemplo el dantian. En segundo lugar, el punto móvil es la maniobra de un movimiento corporal que puede coincidir o no con el recorrido de un meridiano para conseguir la circulación energética. Por ejemplo, proyectar las manos al frente. Finalmente, la imagen es una visualización, de un paisaje interior o exterior, por ejemplo, la fusión de fuego y agua o el tensar un arco para disparar una flecha.

En conclusión, la concentración aporta autodominio y ejercicio de la voluntad, pero también puede favorecer la apertura a procesos de sanación de las emociones y las relaciones.  Una mayor concentración implica un alto equilibrio emocional, con el consiguiente despliegue de posibilidades de transformación y cambio en la conducta y mejoramiento del propio bienestar, de las relaciones y la comunicación.

Redacción: Gabriel Jaraba, periodista
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